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Tuxpan, Veracruz; 18-08-2014

 

Hola  chico(a) normalista de nuevo ingreso.

 

Esta carta la hago sin aún conocerte pero con la firme convicción de que te hará reflexionar un poco.

No estoy segura de que lo sepas o de que no, pero quisiera contarte que hoy en día se cuestiona mucho la carrera docente, se cuestiona la calidad de la formación de los mismos y critican más que nunca la decisión de ser profesor. Te digo esto porque creo muy importante que no debes olvidar esto porque significará lo que enfrentarás y lo que ha orillado a esta situación, las consecuencias y las dudas de ser profesor en la actualidad y entre muchas cosas más porque te hará valorar más la profesión y definir tu nueva vida. Te digo esto sin el afán de desmotivarte ni mucho menos, al contrario.

Ahora olvida por un momento la triste realidad de quienes son profesores no por primera opción sino porque “ya no les quedó de otra”, y por lo tanto trabajan sin amor a la docencia, y tengo la esperanza de que no sea tu caso. Hablemos de las razones para ser profesor y solo hay una respuesta: vocación, y no deberá ser necesariamente solo por la natural sino también la artificial, pero la artificial honesta, la que adquieres automáticamente después de trabajar con los pequeños, esa que adquieres del firme interés por la justicia, por el derecho que todos tenemos de superarnos, a ser más en la vida, por la firme convicción de que somos capaces de transformar y modificar realidades y hacerlas más favorables para quienes empiezan el camino, porque debes de saber que el ser maestro significa ser un agente de cambio, también debes saber que en este camino siempre tropezamos con las dudas de ¿cómo voy a ser yo capaz de eso? La realidad es que no solo se trata de nosotros, son los niños, son ellos los que despiertan al mundo, ellos que logran crecer, avanzar y desarrollarse, ellos que necesitan un apoyo para volar con alas propias, entonces el docente toma el rol de un ser con muchos saberes, el que estudia e investiga y los guía para que sus alumnos sean competentes en la vida, porque la tercer cosa que debes saber es que esta profesión tan noble y muy segura digo que la más humana es por ende la más interesante y no es “nada fácil”, pero sí muy gratificante. Es entonces y solo entonces que todo eso sin darte cuenta te convertirá en un maestro con vocación natural.

Ahora que estás aquí comenzarás a ver las consecuencias de ser profesor: la maravilla por el esplendor de una estrella que comienza a brillar con luz propia, la satisfacción del cansancio, la alegría del murmullo constante de voces joviales que comienzan a vivir, el dolor de la frustración que nos recuerda que cada día podemos aprender algo nuevo, el reconfortante reconocimiento de que siempre podemos mirar hacia el lado y ver a un colega del cual podemos aprender y pedir consejo. Por todo esto y más siéntete afortunado porque estás donde las personas forjan su futuro y tú, futuro maestro(a), tendrás la dicha de estar aquí.

Es así como tu pensamiento sobre la decisión que tomaste de ser profesor(a) deberá ser no una decisión insegura, sino la mejor de tu vida, la decisión de amor, la de responsabilidad y compromiso. Será ser feliz porque recuerdas una anécdota del día, en la normal o con los niños. Será ser feliz por decisión propia, será ser feliz porque amarás desde ya a nuestra alma mater, el glorioso CREN, y estoy segura de que esta felicidad llegará después de que trabajes con los pequeños y comiences a vivir y sentir por ti mismo esto que ya te he adelantado pero que será poco comparado a todo lo que vas a vivir.

Déjame decirte que nosotros somos los más felices de todos, los que tenemos la gran posibilidad de compartir con las personas más sinceras, los que tenemos la responsabilidad de no abusar de eso y aceptar  con entereza más de algún grito o comentario inesperado, me refiero a todos aquellos profesionales que trabajamos con grupos en donde entendemos que cada cabecita es un mundo, un grupo diverso, de retos múltiples, y otras características que les hacen merecedores de todo nuestro entusiasmo y compromiso.

Ser profesor hoy no es enseñar, sino motivar y acompañar la construcción de un aprendizaje para la vida, para una buena vida.

Esperemos que la docencia siga siendo el campo de los idealistas, apasionados e inconformistas y que el tiempo no diluya los sentimientos y emociones del amor primero, que no muera el dolor de estómago del primer día de clases ni el nerviosismo al llegar a un curso nuevo; para que siempre recordemos que seguimos siendo aprendices y a la vez humanos. Porque la docencia es esto, humanismo. Luchemos pues porque así sea.

Para finalizar  esta carta que te he escrito con mucha emoción, te digo que el 90% del éxito se basa simplemente en insistir.

¡BIENVENIDO(A) SEAS, MAESTRO(A)! Y TE DIGO MAESTR(A), PORQUE DEBES CREERTELA DESDE YA. 

Recibe un abrazo enorme y te otorgo la confianza de poder contar conmigo para lo que desees.

 

Se despide de ti, tu amiga Nancy Carolina Hernández González. 

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